Acerca de
La sustancia en infracción por Ana Arzoumanian
“La sustancia en infracción” pone en escritura la expropiación del yo, de modo de abolir física y moralmente su propiedad. En el interior de la materia, allí donde pretende alojarse la estructura de las normas y de las instituciones, Alberto Cisnero atestigua la abolición de toda garantía legal. La entidad, eso que está debajo, lo subsistente, no hace más que hacer transparente el crimen de origen. Si cada primer verso de cada poema comienza con una letra que se separa y cae del nombre es porque Cisnero entiende que el mayor crimen consiste en desolidarizar su cuerpo del yo mismo. El libro como un poema extenso traza una biografía no en la gramática de una vida, sino en la fuga del signo, de la cifra, la representación. Así la patria no se consagra en el pasaje de un estado violento a uno apacible, sino en la réplica sadiana de la transgresión como marca. La fraternidad, aquella amalgama que pretende fundar el mundo cívico, encuentra en el poema la negación como práctica común “lo mejor sería responder eneo a todo”. “Juan Dillinger es tu prójimo” se dice, tu prójimo latente. Aquel personaje, símbolo de la Gran Depresión del año 1929, refleja en Cisnero el desequilibrio y la bancarrota del mundo de hoy. De tal forma que la construcción del semejante sucede alrededor de la depredación y no en el gesto revolucionario que se ilusionara con algún dios. Así se lee la naturaleza asocial del poema, su estado de pérdida, su interdicción.
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